Tribuna del Diario Sur

EN PIE DE IGUALDAD.

8 DE MARZO. DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

08/03/2016 |

Art. de opinión publicado hoy en el Diario Sur por Mª Auxiliadora Jiménez Sª General UGT Málaga
Art. de opinión publicado hoy en el Diario Sur por Mª Auxiliadora Jiménez Sª General UGT Málaga

Hoy, ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, miles de mujeres de este país recibiremos mensajes de felicitación por las numerosas redes sociales ahora tan de moda. Mensajes de reconocimiento que con mejor o peor voluntad terminan convirtiendo este día en otro más de la larga lista de actos conmemorativos y semi-comerciales a los que esta sociedad de consumo acaba reduciendo casi todo lo importante. Y no se trata de eso. O al menos, no debería.  No en este día. Porque el ocho de marzo no es un día de felicitación, es un día de reivindicación. Y porque las mujeres de este país, las mujeres del mundo, no queremos flores, queremos derechos y justicia. Y este es uno de esos pocos días del año – por no decir el único- en el que nuestros problemas, en el que la desigualdad, deja de ser algo sabido y asumido, para ocupar el lugar que merece en la agenda política y social, en los medios de comunicación. Un día para recordar e insistir de nuevo en las condiciones en las que día tras día viven las mujeres, en la discriminación, en la desigualdad, en la injusticia…

Porque, pese a todo, las mujeres, la mitad de la población, apenas seguimos contando para aquellos que determinan las prioridades de la agenda política. Y digo "aquellos" con toda intención: son, muy mayoritariamente, hombres. Es una realidad, y un fracaso, global, pero también nacional.  España, en esto, es muy poco diferente. Pese al esfuerzo y al sacrificio de miles de mujeres, de miles de manifestaciones y de años de lucha por la igualdad, la realidad se impone. Y la realidad es que, tristemente, seguimos inmersos en un modelo social de profundo corte patriarcal; donde la subordinación de las mujeres en los ámbitos de toma de decisión, en los centros del poder económico, en el mercado de trabajo, no admite discusión, es una evidencia.

El desempleo, la  precariedad, la pobreza, la exclusión, son sustantivos que se declinan en femenino. En Málaga, durante el pasado año, el escaso incremento de asalariados que se produjo fue masculino: ellos crecieron en un 7.40%, ellas disminuyeron en un 0,36%.  Por no hablar de las mayores tasas de paro, o de que las mujeres malagueñas cobramos de media casi un 23% menos que los hombres, y que lógicamente, somos más pobres como resultado de todo lo anterior y de la concentración de las mujeres en aquellos empleos con salarios más bajos. Y no vamos a mejor precisamente. Al contrario.

No son datos para celebrar. Ni para sentirnos satisfechas, ni como mujeres ni como parte de una sociedad que tiene un profundo problema y que apenas es capaz de reconocerlo y establecer los mecanismos necesarios para remediarlo.  Más preocupada por el espectáculo, o por la política espectáculo, por la demagogia fácil, que por analizar las causas e implementar las políticas que permitan revertir una situación que a estas alturas es ya estructural. Donde seguimos hablando de conciliación en femenino (es un problema nuestro, sí, pero ni debería, en pleno siglo XXI, ser un problema; y desde luego, no debería ser exclusivamente nuestro) y donde año tras año repetimos datos, números y cifras sin que logremos modificar mínimamente las realidades que se ocultan tras ellas.

Y así no podemos seguir. No, si de veras queremos ser una sociedad que garantice un futuro mejor para el conjunto. Porque es imposible el progreso del todo cuando una parte se estanca. O pretender avanzar a costa de esa parte: eso no es progreso, es explotación. Porque no vamos a consentir que la crisis sea la excusa perfecta para el retroceso, ni vamos a quedarnos pasivas ante el abuso, por más que, para demasiados todavía, ese sea el papel que quieran adjudicarnos, calladas y sumisas. Esta es una batalla a largo plazo que iniciaron otras muchas mujeres y que ahora continúa. Y no es una batalla perdida. La del compromiso, la de la lucha por una sociedad mejor y más justa nunca lo es. Y el Día Internacional de la Mujer Trabajadora es un día tan bueno como cualquier otro para recordarlo.

Las mujeres estamos aquí. Seguimos trabajando. Hijas y herederas de aquellas que se rebelaron antes que nosotras. Seguimos peleando para que se reconozca lo que es nuestro, exigiendo derechos, exigiendo justicia, exigiendo equidad. Comprometiéndonos y construyendo un futuro mejor para todos, y para todas. Aquí estamos. Mujeres en pie. En pie de igualdad.