UGT FICA Andalucía considera a ASAJA Sevilla anclada en el pasado, y reitera la viabilidad de las 37,5 horas en el campo
Desde UGT FICA Andalucía no podemos permanecer en silencio ante las declaraciones de ASAJA Sevilla del pasado 30 de mayo. No solo por la falta de respeto que destilan hacia la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sino porque muestran, una vez más, una visión trasnochada del medio rural, donde la persona trabajadora no es más que un "coste de producción" y su dignidad ni se nombra.
El sector agrario sí tiene margen, y necesidad urgente, para reducir su jornada a las 37 horas y media. No ahora, sino hace ya muchos años.
ASAJA asegura que esta medida se impone “de espaldas al medio rural” y que “la naturaleza no se adapta al reloj”. La realidad es otra. La correcta organización del trabajo en el medio rural es posible, frente a las jornadas interminables a destajo, prohibidas en los convenios, pero que continúan en muchas explotaciones mediante el pago por cajas o kilos.
Los datos de siniestralidad laboral son elocuentes: 624 accidentes graves y 120 mortales en el sector agrario andaluz en los últimos cinco años. Dos personas mueren cada mes en el tajo. La incidencia de accidentes supera los 3.500 por cada 100.000 trabajadores, muy por encima de la media de todos los sectores. Es evidente que jornadas más cortas y racionales salvan vidas y reducen la siniestralidad.
ASAJA asegura que reducir la jornada supone “aumentar los costes laborales”. Una vez más, nos ven solo como una cifra, como un gasto. No hablan de las condiciones de vida de quienes recogen nuestros alimentos, ni de su salud física y mental, ni de la conciliación de la vida laboral y familiar.
Hablan de “realidades imposibles”, cuando en muchas provincias andaluzas la jornada real ya se sitúa en 37 horas y media semanales: 6 horas y cuarto diarias con descanso incluido durante seis días a la semana, como recogen convenios históricos. En algunas provincias no quieren renunciar a un modelo basado en la precariedad, en el sobreesfuerzo y en la falta de control.
La reducción de jornada es una medida justa, viable y beneficiosa también para la sostenibilidad del sector. Un campo más digno atraerá más mano de obra, fidelizará a los profesionales y mejorará la productividad. Lo que no se puede hacer es seguir legislando solo para los balances de resultados empresariales.
ASAJA pide respeto para el campo, pero olvida que ese respeto empieza por reconocer a quienes lo trabajan.
El campo no puede seguir siendo una excepción a los avances laborales. No podemos aceptar que la única solución a los problemas del sector sea cargar todo el peso sobre la espalda de los trabajadores y trabajadoras. Necesitamos un nuevo modelo agrario que combine sostenibilidad económica, viabilidad empresarial y, sobre todo, justicia social.
Artículo de opinión de Emilio Terrón, Secretario del Sector Agroalimentario de UGT FICA Andalucía