La mejora del poder adquisitivo salarial es clave para consolidar el crecimiento de la economía
Los datos de Contabilidad Nacional Trimestral definitivos correspondientes al segundo trimestre del año, que publica hoy el INE, constatan un incremento trimestral del PIB de 0,8% y anual del 3,1%. Por consiguiente, a pesar de una leve desaceleración de una décima, España presenta un ritmo de crecimiento robusto, el mayor entre las grandes economías de la Eurozona, lo que evidencia la fortaleza y la buena marcha de la economía española en un contexto internacional incierto.
Así lo acaba de refrendar recientemente la OCDE, que ha mejorado sus previsiones para España, estimando un avance del PIB en 2025 del 2,6%, el triple que la media de la zona euro (1,2%), y del 2% en 2026, el doble que la media de la eurozona (1%). Para 2025 el registro español es muy superior al que la Organización estima para las grandes economías europeas como Alemania (0,3%), Francia e Italia (ambas 0,6%).
Entre los datos más destacados que se conocen hoy, por el lado de la demanda, destacan el alza de la inversión (5,1%), que acelera el ritmo de crecimiento en tres décimas respecto al trimestre anterior, y el consumo, que consigue afianzar un crecimiento firme (3,1%). En consecuencia, todo el crecimiento se debe a la demanda nacional, que ha aportado 3,5 puntos al incremento del PIB, mientras que, aunque las exportaciones se han incrementado (4,2%), el sector exterior ha restado 0,4 décimas debido al significativo crecimiento de las importaciones (6,1%). Por el lado de la oferta, todos los sectores incrementan su actividad, aunque la agricultura apenas alcanza un crecimiento del 0,1%. Por el contrario, la industria y la construcción intensifican notablemente su expansión y registran tasas del 2,6% y 4,0% respectivamente. Por último, el sector servicios suaviza ligeramente su crecimiento hasta el 3,4%.
Uno de los factores que está posibilitando el impulso del PIB en nuestro país es el aumento del consumo de los hogares (3,4% anual), su principal componente. Y esto está siendo posible por dos circunstancias. De un lado, el aumento del empleo (3,5% en términos anuales y equivalentes a tiempo completo), que además es cada vez más estable gracias a la reforma laboral de 2021. De otro, el crecimiento de los salarios, tanto en la negociación colectiva (3,5% de media en lo que va de año, y 4,3% para los convenios firmados en 2025), impulsados por el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), como por los incrementos del salario mínimo interprofesional (SMI) en los últimos años
La mejora del poder adquisitivo de los salarios es clave para consolidar esta positiva fase de crecimiento de la economía española, aprovechando la moderación de la inflación, la situación de bonanza de las empresas, inmersas en un extraordinario ciclo de obtención de beneficios, y la mejora de la productividad laboral por hora (1,7% anual en el segundo trimestre). Para ello, es imprescindible consensuar un nuevo AENC para los próximos años y continuar en 2026 con la dignificación de la cuantía del SMI.
El otro elemento destacable en el crecimiento del PIB es el repunte de la inversión (5,1% en términos anuales), apoyada en tres factores: la mencionada expansión de los márgenes empresariales; la laxitud de la política monetaria aplicada por el BCE, con tipos actualmente en el 2%, que deberían ser incluso inferiores para permitir que fluya el acceso al crédito de familias y empresas; y los efectos positivos de la ejecución efectiva de los fondos europeos y del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia. Todas estas circunstancias son fundamentales para continuar aumentando la inversión productiva en España, de tal forma que se pueda transitar hacia un modelo de producción más eficiente y sostenible, que asiente las bases de una mayor autonomía estratégica y que ofrezca mejores condiciones laborales para las personas trabajadoras.
Hace falta consensuar un nuevo AENC, continuar con la dignificación del SMI y medidas eficaces que faciliten el acceso a la vivienda
Además, la buena marcha de la economía no debe distraernos de abordar uno de los principales retos que enfrentamos como país, resolver el problema de la vivienda. Una inmensa mayoría de la población soporta unos precios de los alquileres excesivos, mientras que los precios de compraventa ya superan los niveles de la burbuja en muchos territorios. Así, acceder y mantener una vivienda digna se ha convertido en una tarea casi imposible, por lo que el crecimiento económico no se está traduciendo en una mejora inmediata y plena del bienestar y las condiciones materiales de buena parte de la población trabajadora. En consecuencia, debemos abordar las reformas necesarias para volver a equilibrar el precio de la vivienda y los salarios, garantizando con ello que la cohesión social de nuestro país no siga resquebrajándose, incluso en un contexto de bonanza económica como el actual.
En resumen, la economía española sigue mostrando su fortaleza, que debe consolidarse con mejores salarios y una apuesta decidida por la inversión productiva, que facilite la transición hacia un modelo más sostenible, justo y con mayor peso de las actividades que aportan mayor valor añadido en todos los sectores. En este sentido, para UGT es necesario firmar un nuevo AENC que establezca aumentos salariales de convenio para los próximos años nítidamente superiores a la inflación, elevar el SMI y adoptar medidas eficaces que faciliten el acceso a la vivienda y mejoren las condiciones de vida de las personas trabajadoras.