UGT Andalucía exige medidas urgentes y reales para cumplir los ODS
La falta de avances en los Objetivos de Desarrollo Sostenible sitúa a Andalucía fuera del horizonte de la Agenda 2030. Reclamamos un giro profundo en las políticas públicas, más financiación y compromiso político real.
A tan solo cinco años del plazo fijado por Naciones Unidas, la Agenda 2030 está en peligro. Desde UGT Andalucía lanzamos una advertencia rotunda: la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en nuestra comunidad autónoma, ni avanza con la celeridad necesaria, ni se traduce en cambios estructurales suficientes para revertir décadas de desigualdad y deterioro social y ambiental.
La falta de cumplimiento se refleja con nitidez en la mayor parte de los indicadores establecidos oficialmente para cada uno de los ODS, y que analizamos, de manera continua, con el propósito de evaluar el estado real del desarrollo sostenible en Andalucía.
Los datos que arrojan son preocupantes y no dejan lugar a interpretaciones complacientes. En materia de lucha contra la pobreza y el hambre (ODS 1 y 2), Andalucía continúa a la cabeza del país en proporción de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, con cifras que se mantienen por encima del 35%, muy alejadas de la media estatal. Paralelamente, los indicadores nutricionales infantiles, como el índice de masa corporal, revelan una doble cara del hambre: malnutrición y obesidad en contextos de precariedad. Es el síntoma más evidente de que el desarrollo no está llegando a las capas más vulnerables de la población.
Tampoco en el ámbito de la salud, la educación o la igualdad de género (ODS 3, 4 y 5) se observan mejoras estructurales. La tasa de mortalidad evitable se mantiene elevada, lo que delata carencias graves en prevención y atención primaria. Mientras tanto, el abandono escolar temprano sigue afectando a más del 15% de la juventud andaluza, especialmente entre quienes provienen de entornos desfavorecidos. A esto se suma la persistente brecha de género en el empleo a tiempo parcial, que sitúa a miles de mujeres andaluzas en la precariedad laboral y en la desigualdad económica y vital. Sin inversión sostenida en sanidad, educación y cuidados, la Agenda 2030 es papel mojado.
En lo ambiental, el diagnóstico es aún más inquietante. Andalucía presenta un elevado porcentaje de masas de agua superficial en mal estado (ODS 6), así como un consumo energético todavía muy dependiente de fuentes no renovables (ODS 7). A pesar de nuestro potencial en energía solar y eólica, el avance hacia un modelo energético limpio y asequible es muy lento.
Mientras tanto, la huella material y la presión sobre los recursos naturales (ODS 12) continúan siendo desproporcionadas, evitando la falta de apuesta política y económica por una transición clara hacia modelos circulares o sostenibles. La acción climática (ODS 13) sigue siendo insuficiente, como lo demuestra el aumento de fenómenos extremos y desastres naturales que, año tras año, golpean el territorio andaluz sin planes de adaptación estructurados ni presupuestos a la altura.
Los indicadores relacionados con el empleo, la industria y la innovación (ODS 8 y 9) muestran también una imagen preocupante. La tasa de empleo en Andalucía continúa a la cola del Estado, especialmente entre jóvenes y mujeres. A esto se suma la escasa inversión en I+D sobre el PIB, que lastra cualquier posibilidad de transformación productiva y deja a nuestra comunidad atrapada en sectores de bajo valor añadido y alta precariedad. No puede haber desarrollo sostenible sin trabajo decente, ni trabajo decente sin reindustrialización justa.
La desigualdad sigue siendo un problema estructural. Entre otras, el índice de Gini (ODS 10) revela altos niveles de desigualdad de renta, que apenas han variado en la última década. Estas desigualdades también se traslada a nuestras ciudades (ODS 11), donde un 34% de la población está expuesta a niveles peligrosos de contaminación atmosférica. La Andalucía urbana sigue sin adaptarse a las exigencias del siglo XXI en materia de movilidad, vivienda, transporte público o calidad del aire.
En cuanto a la biodiversidad, la situación de nuestros ecosistemas marinos y terrestres (ODS 14 y 15) es delicada. Aunque hay avances normativos, la sobrepesca, la contaminación, la deforestación y los incendios forestales siguen degradando nuestros entornos naturales, sin una protección real y efectiva de nuestros espacios. El desarrollo sostenible no puede construirse sobre un ecosistema colapsado.
Los indicadores vinculados a la gobernanza y la cooperación (ODS 16 y 17) revelan también grietas profundas. La tasa de victimización por corrupción es alarmante, alimentando la desconfianza en las instituciones democráticas. Mientras tanto, la Ayuda Oficial al Desarrollo en Andalucía es claramente insuficiente, lo que cuestiona nuestro compromiso con la solidaridad internacional y con la construcción de alianzas para cumplir con la Agenda 2030.
Este estancamiento no se produce en el vacío. Tiene lugar en un contexto global atravesado por múltiples crisis simultáneas: emergencia climática, erosión democrática, aumento de la corrupción, auge de la ultraderecha y discursos de odio, guerra en Gaza, Ucrania e Irán, y una nueva guerra arancelaria alentada por Donald Trump. En este escenario de policrisis, la Agenda 2030 no puede esperar. No actuar hoy es resignarse al conflicto social y al colapso ambiental de mañana.
Por ello, desde UGT Andalucía lanzamos un llamamiento urgente. La Agenda 2030 no puede seguir siendo un decorado en la política institucional. Exigimos un compromiso real, con medidas concretas, presupuestos suficientes y una gobernanza participativa que cuente con los sindicatos de clase y los agentes sociales. Es imprescindible territorializar los ODS, construir planes de acción con enfoque redistributivo, feminista y ecológico, y hacer que cada política pública sea evaluada por su capacidad real de transformar la vida de las personas.
Coincidiendo con la reciente celebración en nuestra tierra de la IV Conferencia Internacional de Financiación del Desarrollo de Naciones Unidas, en las que hemos participado activamente y en la que ha sido manifiesta también la presencia del Gobierno de la Junta de Andalucía y del Gobierno Central, instamos a las instituciones a abandonar la retórica vacía y pasar de las palabras a los hechos. Porque el reloj corre, y Andalucía no puede quedarse atrás.
Sin justicia social, no hay desarrollo sostenible. Sin empleo digno, no hay transición justa. Sin voluntad política, no hay Agenda 2030 posible.