Durante su intervención, Sánchez Villegas ha realizado un análisis comparado entre los modelos de desarrollo de la Inteligencia Artificial en China, Estados Unidos y Europa, subrayando que cada uno presenta ventajas y riesgos distintos. “La inteligencia artificial no son solo algoritmos: son datos y también infraestructuras. Hay tres grandes modelos: el chino, el estadounidense y el europeo”, explicó.

En este sentido, destacó que China dispone de todos los ingredientes para avanzar rápidamente, ya que “tiene grandes ingenieros, una potente industria tecnológica y, sobre todo, posee las mayores reservas de tierras raras del planeta, fundamentales para fabricar la infraestructura que sostiene la IA”. Además, señaló que el control estatal sobre los datos marca profundamente su modelo económico y social.

Sobre Estados Unidos, señaló que “el país cuenta con las grandes compañías tecnológicas, universidades de excelencia y un uso del dato poco regulado, lo que facilita su desarrollo de IA, aunque abre interrogantes éticos importantes”.

En contraste, expuso que el modelo europeo apuesta por la protección de derechos y la regulación: “Europa nos honra cuando nos recuerda que hay que ser cuidadosos con los datos personales. Pero hoy por hoy, Europa no puede competir tecnológicamente con Estados Unidos o China. Tal vez no debamos entrar en esa carrera armamentística digital”, afirmó.

Sánchez Villegas también advirtió del enorme volumen de información que requieren los sistemas actuales: “La inteligencia artificial de hoy es un devorador insaciable de datos. Y esos datos los generamos nosotros, trabajando gratis para esa tecnología. La pregunta es: ¿qué recibimos a cambio?”

Recordó que esta transformación no es solo tecnológica, sino también social y económica: “Hay quien dice que el capitalismo está mutando hacia un nuevo feudalismo digital, porque los recursos económicos se están concentrando en muy pocas manos, en las grandes tecnológicas”, afirmó.

Asimismo, insistió en la necesidad de que la sociedad y los sindicatos participen activamente en la orientación del futuro tecnológico. “La dirección hacia la que vamos no debería darse por hecha. No es inevitable. Depende de cómo actuemos y de cómo nos posicionemos como sociedad y como trabajadores”.

Para concluir, Sánchez Villegas defendió que la IA debe analizarse en toda su amplitud. “La IA no es algo etéreo. Es energía, agua, servidores, semiconductores y tierras raras. No podemos mirar solo los algoritmos: tenemos que mirar el mundo real que los sostiene”.