VODAFONE: PARADIGMA DE TODOS LOS MALES DEL SECTOR TELCO ESPAÑOL Y EUROPEO
Que un sector en el que se basa toda la actividad digital de nuestra economía, y que además presume de las redes de telecomunicaciones más modernas y vanguardistas de Europa, sea uno de los mayores destructores de empleo, precisamente en un momento de apogeo histórico en el número de ocupados, demuestra un fracaso sin paliativos, contumaz y estrepitoso, de reguladores, legisladores y empleadoras.
Dos son las principales fallas de los reguladores y legisladores. Una primera, que se concentra en su incapacidad de dar respuesta a un regulación asimétrica, obsoleta y claramente ineficaz, basada en una indecente competencia sobre precios por encima de la sana competencia y el fomento del empleo de calidad, favoreciendo el parasitismo de unos y la especulación de otros tantos. Un breve repaso por el devenir de los actores sectoriales en los últimos años confirma este fiasco: de los nuevos entrantes Jazztel y ONO, pasamos a concentración alrededor de Orange y Vodafone (esta última en una autonómica operación de 7.200 M€). Este primer intento fue torpedeado por lo reguladores españoles y europeos, robusteciendo artificialmente a Yoigo, que posteriormente adquirió una amalgama de operadoras (entre otras, R, Euskatel y Telecable, las tres cableras del norte) hasta que se reconcentró en la marca MásMóvil. Una vez que MásMóvil alcanza un estatus de activo atractivo a base de tirar precios – y acumular deuda en sus libros de cuentas- es adquirida por Orange. La citada fusión entre Orange y MásMóvil repite el error ya conocido y no reparado, reforzando artificial y artificiosamente un nuevo operador entrante, DIGI que, a pesar de su severes problemas financieros, crece exponencialmente – de nuevo- tirando precios hasta que sea pieza de caza de otro operador.
En el medio, Vodafone ha sido devorado por una dinámica de díficil respuesta: en un principio, apostar por el “sólo móvil”, luego por el cable de ONO, entre dudas permanentes entre competir de tú a tú con Movistar o entrar en el juego del low-cost. Siendo un posición incómoda, y con un regulación remando en contra de un operador que nació como un distinguido competidor en infraestructura y no en precios, parece claro y demostrable que la gestión de los directivos ha dejado mucho que desear, hasta el punto de hundirse al tercer puesto en el mercado español. El resultado, Vodafone ha sido finalmente adquirida por Zegona, fondo especulativo que solo persigue un beneficio financiero a base de trocear y despedir, tal y como demuestran sus antecedentes