Según los datos oficiales hechos hoy públicos por el INE, la economía andaluza acabó el mes de julio con un descenso de precios del 1,1%, es decir, dos décimas más que el registrado para el conjunto del Estado (-0,9%). A su vez, Andalucía (0,1%) obtiene, por primera vez en catorce meses, una tasa interanual de IPC positiva  (0,1%), la misma que a nivel estatal.

 Por grupos, destacan los incrementos de precios registrados en ocio y cultura (1,2%), habitual en el típico mes de vacaciones estivales, así como en vivienda (0,7%), provocado por un nuevo encarecimiento de la factura de la luz. Por el contrario, vestido y calzado (-13,8%) por las rebajas del sector textil y menaje (-0,9%), han sido los grupos que han reducido el precio de sus productos en mayor medida.

En los últimos doce meses, las caídas de precios más destacadas son las registradas en los transporte (-3,4%) y comunicaciones (-0,6%) mientras que, los mayores incrementos de precios han sido los protagonizados por alimentos y bebidas no alcohólicas (1,3%), las bebidas alcohólicas y tabaco (1,2%) junto con el grupo otros (1,7%).

Por provincias, durante el pasado mes de julio, los precios se redujeron en todas las provincias andaluzas. El descenso más destacado fue el alcanzado por Jaén (-1,6%). En sentido contrario, Cádiz y Sevilla (ambas -0,9%), fueron las provincia andaluza donde la caída de precios fue menor.

En términos interanuales, Almería (-0,2%), junto  con  Granada, Huelva y Jaén (las tres -0,1%), son las únicas provincias que continúan registrando tasas negativas mientras que, Cádiz y Málaga, con aumentos de precios dos y una décima mayor al dato regional respectivamente, destacaron en el sentido contrario. De esta forma, las diferencias interprovinciales se incrementan una décima y se sitúan en medio punto.

En cuanto a lo ocurrido con los alimentos de primera necesidad, durante el pasado mes de julio, los aceites y grasas (2,1%), junto con los huevos (0,8%) fueron los que registraron los incrementos de precios más destacados. En sentido contrario, también es de reseñar el abaratamiento de otros productos como las legumbres y hortalizas frescas (-5,5%) o las patatas y sus preparados (-2,9%).

Durante los últimos doce meses, los aceites y grasas (21,1%) y las patatas y sus preparados (8,6%) han sido los alimentos de primera necesidad más inflacionistas. A su vez, también durante el último año, el azúcar (-17,0%) y, en mucha menor medida, la leche (-3,6%) repiten un mes más como los productos de esta categoría en los que se registraron los descensos de precios más pronunciados.

Otras cuestionesque, además del Índice General de Precios, existen otras cuestiones particulares que, de forma importante, afectan a nuestro poder adquisitivo:

• El precio de los carburantes ha registrado descensos en todas sus modalidades durante julio. En el caso del diesel se ha reducido, pasando de 1,177 euros al finalizar junio a 1,129 en la semana final de julio. En términos generales, los consumidores hemos visto reducido el precio de los carburantes durante el mes pasado.

• El Euribor continuó descendiendo y terminó julio con un valor del 0,167, muy por debajo del 0,488 que marcara en julio de 2014. De esta forma, las revisiones de las cuotas hipotecarias continúan siendo a la baja lo que nos facilita poder llegar a final de mes.

• En cuanto a la energía, la factura de la luz de julio ha vuelto a incrementarse y, nuevamente, de forma importante, esta ves un 3,3% sobre la de junio de este mismo año según los datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). De esta forma, la media por recibo pasa a situarse por encima de los 75 euros frente a los 72,6 que registraba el mes pasado.

En definitiva, desde la Unión General de Trabajadores de Andalucía entendemos que lo que viene ocurriendo con los precios no es más que un claro reflejo del momento actual que vive tanto la economía andaluza en particular, como la española y la europea en general.

El pequeño repunte inflacionista de los últimos meses nada tiene que ver, a pesar de que así intenten vendérnoslo, con un incipiente proceso de recuperación económica. Todo lo contrario, tras las últimas variaciones al alza del IPC lo que se esconde son prácticas oligopolistas por parte de grandes compañías de sectores muy concretos, por ejemplo el energético.

Desde nuestro Sindicato, podemos llegar a entender que lo precios crezcan en pleno ciclo expansivo. Cuando la economía va bien, cuando disfrutamos de periodos de bonanza económica, cuando los salarios y el empleo crecen y, por ende, cuando la clase trabajadora ve incrementado su poder adquisitivo puede llegar a ser lógico que se produzca un ciclo inflacionista controlado.

Desgraciadamente no es este el caso en el que nos encontramos. La patronal española está llevando a cabo un proceso de revisión al alza del precio de los productos sin tener en cuenta el ciclo de crisis que vivimos.

En su afán por continuar incrementando los márgenes de beneficio de sus cuentas contables de resultados únicamente saben recurrir a la obsoleta fórmula de reducir costes laborales e incrementar precios.

Una vez más, el empresariado andaluz vuelve a demostrar un desconocimiento absoluto de los más básicos pilares de la economía capitalista que ellos mismos se jactan de defender. La única forma viable, en el largo plazo, que tienen nuestras empresas para optimizar resultados es a partir de un importante proceso de innovación tecnológica que propicie una mejora de la competitividad sin tener para ello que llevar a cabo ajustes a la baja de las plantillas.

A su vez, una remuneración justa para los trabajadores a partir de un consensuado proceso de incremento de los salarios propiciará la reactivación de una de las bases fundamentales de nuestro modelo productivo, el consumo interno. De esta forma, volveríamos a tirar de la demanda y, con ello de la oferta, de la producción y del beneficio empresarial.

Por todo ello, desde UGT Andalucía queremos denunciar este mes:

·        La precariedad del empleo que se viene creando y el incumplimiento de lo acordado en materia de remuneración salarial.

·        El incremento injustificado de precios que están llevando a cabo los empresarios de sectores de gran relevancia para el conjunto de la economía.

·        Las prácticas oligopolistas de muchas grandes compañías que en poco o en nada se parecen a la libre competencia que describen los manuales de la economía capitalista por cuyo cumplimiento ellas mismas abogan.

·        La pérdida de poder adquisitivo que seguimos padeciendo los trabajadores: despidos, revisiones de salarios, reducciones de horas, prestaciones por desempleo que se agotan, pensiones con incrementos irrisorios.

·        El injusto reparto de la riqueza que se está propiciando por parte de nuestros dirigentes políticos y por parte de los principales organismos económicos internacionales. Podemos discutir que "el pastel" esté o no empezando a crecer, lo que no admite discusión ninguna es que el trozo de tarta que nos toca a los trabajadores cada vez es menor.